La lipoescultura también conocida como liposucción, es una técnica quirúrgica empleada para eliminar depósitos de grasa de determinadas zonas del cuerpo, incluyendo las mejillas y el cuello, los brazos y las mamas, el abdomen, las nalgas, las caderas y los muslos, y las rodillas y los tobillos. La liposucción no es un sustituto a la pérdida de peso, sino un método para retirar la acumulación localizada de grasa que no responden ni a la dieta ni al ejercicio.
En la era de las modelos esqueléticas, las cinturas de avispa y los muslos que caben en un pantalón de tubo, la liposucción se ha convertido en la operación de cirugía preferida por las mujeres y los hombres norteamericanos para perder kilos sin dejarse el alma en el gimnasio o morirse de hambre.
Un estudio que aparece hoy publicado en la prestigiosa revista médica The New England Journal of Medicine advierte que la liposucción puede ser mortal y que debe considerarse seriamente pasar por el quirófano.
El doctor Rama Rao, de la Universidad de Nueva York, ha encontrado una serie de factores que convierten a la liposucción en una enfermedad que puede costar la vida a la persona que entra en el quirófano para quitarse los kilos de más: puede provocar graves problemas respiratorios. El principal riesgo es el empleo de un analgésico, la lidocaína, que se utiliza en combinación con otros químicos y agua para retirar con un tubo la grasa de la piel humana. Una vez dentro, el tubo se traga todo. Sangre, agua, grasa y hasta tejidos que deben ser analizados después de la operación.
Entre 30 casos de muertes en el descubrieron que cinco pacientes murieron en el quirófano o después de someterse a una operación de cirugía estética para sacarles la grasa con la liposucción, De los cinco casos, dos personas murieron por un paró al corazón a consecuencia de una bajada de tensión. Otra mujer entró en coma tres días después de la operación a consecuencia de una arritmia cardiaca y otra paciente falleció 18 horas después de la liposucción al sufrir un desmayo.
En la era de las modelos esqueléticas, las cinturas de avispa y los muslos que caben en un pantalón de tubo, la liposucción se ha convertido en la operación de cirugía preferida por las mujeres y los hombres norteamericanos para perder kilos sin dejarse el alma en el gimnasio o morirse de hambre.
Un estudio que aparece hoy publicado en la prestigiosa revista médica The New England Journal of Medicine advierte que la liposucción puede ser mortal y que debe considerarse seriamente pasar por el quirófano.
El doctor Rama Rao, de la Universidad de Nueva York, ha encontrado una serie de factores que convierten a la liposucción en una enfermedad que puede costar la vida a la persona que entra en el quirófano para quitarse los kilos de más: puede provocar graves problemas respiratorios. El principal riesgo es el empleo de un analgésico, la lidocaína, que se utiliza en combinación con otros químicos y agua para retirar con un tubo la grasa de la piel humana. Una vez dentro, el tubo se traga todo. Sangre, agua, grasa y hasta tejidos que deben ser analizados después de la operación.
Entre 30 casos de muertes en el descubrieron que cinco pacientes murieron en el quirófano o después de someterse a una operación de cirugía estética para sacarles la grasa con la liposucción, De los cinco casos, dos personas murieron por un paró al corazón a consecuencia de una bajada de tensión. Otra mujer entró en coma tres días después de la operación a consecuencia de una arritmia cardiaca y otra paciente falleció 18 horas después de la liposucción al sufrir un desmayo.
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